EL IMPULSOR PARA EL CAMBIO
Todos sabemos que necesitamos cambiar en algunas áreas de nuestras vidas. Muchos estamos atrapados en un torrente de cambio continuo en la vida y rara vez deseamos enfrentarnos a otros cambios adicionales. El impulsor para el cambio tiene su origen no sólo en nuestra llamada biológica a desarrollarnos y aprender, sino también en nuestro deseo consciente y continuo de encontrar novedad y entusiasmo.
Nuestras células y nuestros cerebros exigen que aprendamos y permanezcamos interesados y entretenidos.
A diferencia de los cinco impulsores básicos que provienen más de nuestra necesidad biológica, el impulsor para el cambio es de un tipo diferente. Es una especie de orden de conciencia que nos exige más poder de procesamiento en la parte delantera de nuestro cerebro y una visión mental más orientada al futuro.
Desde el punto de vista individual, el cambio nos resulta difícil. Esto es extraño, teniendo en cuenta que el cambio ha sido nuestro compañero y amigo constante en nuestro progreso, a través de la vida.
Nuestros cuerpos y las sensaciones que tenemos han cambiado constantemente, cada instante de cada día de toda nuestra existencia. Nuestros valores han cambiado, nuestros comportamiento han cambiado, nuestros sueños han cambiado. En fin cada dia nos enfrentamos a algo nuevo.
Con todo esto deberíamos estar habituados al cambio, pero muchos no lo ven así. Ven el cambio como algo intermitente, como algo confrontativo, como una interrupción inesperada de la certeza.
Consideramos al cambio como disruptivo, razón por la cual debe ser temido, evitado o dominado ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo es posible que algo con lo que estamos tan familiarizados, algo que forma parte nuestra por naturaleza, pueda producir tanto estrés en muchas personas? ¿Por qué somos tantos los que vemos el cambio con temor?
Al igual que con todos los impulsores humanos, la respuesta tiene mucho que ver con la forma como hayamos interpretado y activado el cambio en nuestras vidas en el pasado. Cualquiera que haya sido el pasado, considero que se pueden medir las probabilidades de llegar a vivir la vida que sueña de aquí en adelante respondiendo esta simple pregunta
“¿Soy una persona que acoja y produzca el cambio a la vez?”
Si la respuesta es si, podrá navegar tranquilamente por el caudal de la vida y llegar al final deseado. Si la respuesta es no, siempre se sentirá lanzado de un lado para otro y aterrado por la turbulenta fuerza del destino, y vivirá luchando por aferrarse a cualquier cosa segura que se le presente.
Debemos aceptar lo siguiente:
“El cambio es la única vía que lo lleva a alcanzar sus sueños porque los puede agarrar, puede ir de aquí hasta allá”.
Los activadores que hacen que el viaje sea aún más agradable en el proceso de cambio son los Siguientes:
Activador # 1: Orientar el cambio hacia las ganancias, no hacia las pérdidas.
Es importante cambiar la forma como podríamos estar pensando acerca del cambio, porque son tantas las personas que le temen que simplemente reprimen su impulso. Cuando dejamos de activar el impulsor para el cambio, la vida se convierte en algo totalmente opuesto a la expansión y la emoción, se torna pequeña, estancada y aburrida.
Hay miles de razones por las cuales se podría tener miedo al cambio: viéndolo como algo doloroso, que debe ser evitado a toda costa. Tal vez alguien en su vida murió y le arrojó un cambio no deseado, de forma súbita. Tal vez cada vez que llegó a sentirse cómodo, el mundo le lanzó una bola curva de basura, por alguna razón. Tal vez nunca pudo conseguir lo que quería cuando intentaba realizar algún cambio por si sólo. Tal vez sólo tenga miedo de dejar la rutina o de ser juzgado.
Brendon Burchard, nos dice que a través de su experiencia profesional él se ha dado cuenta que las personas no temen al cambio en absoluto, de hecho, la mayoría se esfuerza conscientemente por lograr el cambio, En cambio, lo que las personas temen es lo que no lograrán con el cambio. Por consiguiente, es la expectativa donde realmente reside el demonio del miedo.
Nos es nada nuevo decir que algunos de nosotros siempre hemos relacionado, en nuestras mentes, el cambio con el dolor y es la expectativa de estos tipos específicos de dolor, lo que nos lleva a tener miedo al cambio.
– La primera razón se relaciona con una expectativa de pérdida. Imaginamos que los cambios que están por llegar tomarán control de nuestras vidas y nos privarán de algo que disfrutamos, algo que amamos o algo con lo que nos sentimos bien. Nos centramos en todo lo que perderemos una vez que experimentemos el cambio. Y debido a que esperamos perder más de lo que vamos a ganar, sentimos miedo, o no nos sentimos motivados.
– La segunda razón por la cual probablemente se tiene temor al cambio proviene de la expectativa del dolor que se experimentará en el proceso. En estos procesos de cambio puede ser tan abrumador y tan frustrante el esfuerzo que tendrá que hacer, que siente que pasar por el proceso de cambio sólo le será una colosal patada en el trasero. Como es obvio, nadie se motiva ante la idea de recibir este tipo de dolor, de modo que aquí se debe cambiar el enfoque. En lugar de exagerar en su mente todo el esfuerzo que requerirá el cambio, piense principalmente en todas las nuevas experiencias y relaciones que se desplegarán ante usted. A la mente le agradan las nuevas experiencias y relaciones, pero rechaza el dolor de una patada en el trasero.
– El tercer tipo de dolor que se puede asociar con el cambio, es la expectativa del dolor del resultado. Pensará: Bien, claro que hay cosas que ganar y, si, el proceso podría ser realmente algo que podría disfrutar y sobre lo que podría capitalizar, pero ¿qué ocurriría sí, desde el otro punto de vista de este cambio, las cosas no resultaran como se espera y, de hecho, empeoraran? El esperar resultados negativos significa que le preocupa que las cosas no salgan bien una vez que se establezca el cambio.
Si nos empezamos a realizar preguntas con respuestas y expectativas negativas, evidentemente que nos volveremos pesimistas
Lo racional en estos casos es centrarse en los resultados positivos, y esto es una elección personal, el de aceptar con agrado el cambio o podrás odiarlo, podrás orientarte conscientemente hacia una sensación positiva en la vida o puede dejarse arrastrarte hacia un temor no analizado. Se trata pues de una elección.
Aquí es importante hacer anotar que la expectativa de estos tres tipos de dolor no nos surge solamente cuando fuerzas externas introducen un nuevo cambio en nuestras vidas. También surgen cuando nosotros mismos decidimos hacer algún cambio en nuestras vidas.
Sin importar que tan motivado estés para hacer estos cambios, en algún lugar de su mente, los dolores de pérdida proceso y resultado alzarán sus horribles cabezas. Debes estar preparado para enfrentarlos. Para contrarrestar estos miedos y obtener más impulso para enfrentar el proceso de dolor, hay que dejar de centrarse en el esfuerzo doloroso que se requiere para alcanzar el cambio y comenzar a pensar en las agradables experiencias que resultarán de ese proceso. En vez de preocuparse por el esfuerzo sobrehumano que se requiere para cambiar, hay que concentrarse en las nuevas experiencias que se tendrá.
Activador # 2: Tenga conceptos claros, piense en grande y arriésguese
Naturalmente, el miedo y la falta de apertura al cambio no son los únicos factores que impiden a las personas transformar sus vidas. A veces se trata más de un problema táctico que de uno emocional o conceptual. Para muchos, el impulsor para el cambio se detiene simplemente porque carecen de claridad y ambición.
Pocas personas, tal vez dos de cada cien, tienen un concepto realmente claro de lo que tratan de lograr en la vida. Es comprensible que no todos sepamos cuáles son los propósitos de nuestras vidas. Pero para los cambios del día a día en nuestras vidas, sería de imaginar que todos supiéramos lo que intentamos lograr. Desafortunadamente ese no es el caso.
El primer paso consiste en lograr que cada cambio en la vida tenga una visión definida y detallada de lo que se quiere lograr.
Debemos de tener claridad sobre lo que queremos hacer o lo que queremos cambiar. Para tener claridad, debemos elegir lo que queremos hacer, lo que presupone que tenemos una serie de alternativas ante nosotros de entre las cuales escoger. Para encontrar la claridad, hay que tener alternativas y es este hecho por si mismo lo que impide a tantas personas bien intencionadas lograr un concepto claro de lo que desean en sus vidas. Olvidan que tienen que reunir y explorar las opciones y las oportunidades antes de elegir lo que quieren.
¿ Y Cómo encontrar claridad?
Piense en un área de su vida, y antes de decidir que quiere cambiar, investigue un poco para ver el universo de opciones y posibilidades disponibles para usted en esa área.
Es difícil tener una visión clara si nunca hemos visto nada, por lo que hay que empezar por encontrar claridad, recopilando datos de investigación y logrando una perspectiva de cuáles son sus opciones. Debe elegir, de entre todas ellas, la que sea correcta para usted, tomar como modelos a otras personas que hayan tenido éxito en su área de interés, y seguir adelante.
En la mayoría de los casos, el fracaso al intentar lograr un cambio es algo que ocurre simplemente porque alguien no quiso lograr ese cambio con el suficiente empeño. Por consiguiente no se esforzó lo suficiente ni por el tiempo necesario. Es una de las mayores verdades de la vida, las personas se esfuerzan por ganar la batalla sólo cuando luchan por algo en lo que tengan convicciones profundas.
El impulso para un verdadero cambio –un tipo de cambio que altere el curso de la vida, de los negocios y del mundo en general- proviene de un deseo profundo e intenso, de un anhelo profundo e intenso, de un deseo de hacer algo grande y significativo.
¿Desea cambiar? Entonces no se permita, por ningún motivo, en ninguna circunstancia, conformarse con una visión o un llamado, o un simple cambio en cualquier terreno que no inspire nada. Si desea tener claridad en relación con algo en su vida, asegúrese de que sea algo tan grande, brillante y llamativo que lo obligue a levantarse de la cama y a esforzarse por conseguirlo hasta que lo logre o muera.
Activador # 3: Tomar decisiones reales
A medida que avanza con decisión hacia una visión claramente definida, tenga una idea igualmente clara de lo que desea y no desea a lo largo de ese recorrido. Elija alternativas reales antes de embarcarse en un nuevo esfuerzo.
La idea aquí es que debe redactar dos enunciados acerca de lo que desea (esto) y acerca de lo que no desea (aquello), de modo que tenga tanta claridad como enfoque en relación con su recorrido hacia el cambio. Se trata de que pueda elegir alternativas reales después de haber definido estos siguientes conceptos:
- Quiero esto, no aquello. Antes de hacer planes para cualquier cosa, sea muy preciso y tenga absolutamente claro lo que quiere y lo que no quiere.
- Hacer más de esto y no más de aquello. Para alcanzar cualquier meta deseada, tenemos que comenzar o continuar haciendo algunas cosas y tenemos que dejar de hacer otras. Tener un concepto claro acerca de lo que debemos seguir haciendo y lo que tenemos que dejar de hacer es esencial y tenemos que saberlo al planear el recorrido hacia la meta.
- Cuando esto ocurra, hacer aquello. Tener claro un nuevo comportamiento sobre otro ya existente, o que ya se ha dado. Enganchar nuevos hábitos en los ya establecidos es algo mucho más que poderoso y debe tomarse el tiempo de pensar en cómo hacerlo cuando esté elaborando su plan para el cambio.
- Siempre elegir esto y no aquello. La vida se atraviesa inevitablemente en el camino que hemos preparado para alcanzar nuestras metas. Se desencadenan tormentas, las tácticas fallan, las buenas intenciones dan malos resultados. Así es el mundo. En momentos de incertidumbre, conflicto, pruebas y fracasos, ¿qué alternativas elegiría? Esta regla tiene como objeto ayudarle a establecer algunas pautas a las que pueda referirse cuando se produzcan estas circunstancias.
- Hacer esto y no aquello. La mayoría de las decisiones en la vida tienen que ver con el dilema de ahora o después. Sin tener conciencia de este hecho y sin contar con un buen conjunto de normas, estaremos en constante conflicto acerca de cómo actuar.
Recomendación Final
Elabora tus propias reglas –tómese su tiempo para pensarlas y escriba páginas y páginas de ellas. Después, lleve siempre con usted su “libro de reglas”, siempre con usted, revíselo y reescríbalo al menos una vez al mes, por el resto de su vida.
PUNTOS DE IGNICIÓN(COmplete las siguientes frases)
1. Un cambio importante que he venido posponiendo en mi vida debido a una expectativa de dolor por pérdida, proceso o resultado es…
2. Un nuevo cambio valiente y claro que podría hacer en mi vida sería…
3. Las reglas de esto-aquello que puedo aplicar a este nuevo y valiente cambio serían…
Nota: Este post se basa notas tomadas de las enseñanzas de Brendon Burchard.
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