El origen de la palabra COACH se remonta a los años entre los siglos XV y XVI. El término “coach” significa al mismo tiempo entrenador y autocar. La etimología de la palabra es bastante conocida, ya que por esa época la ciudad húngara de Kocs se convirtió en parada obligatoria para todos los viajeros que hacían el trayecto entre Viena y Budapest. Fue en esta ciudad donde comenzó a utilizarse un carruaje con un sistema de suspensión que hacía mucho más cómodo el viaje. Empezó así a hablarse del “kocsi szekér” o “carruaje de Kocs”, símbolo de la excelencia en aquella época. Kocsi, dió origen a palabras coach en inglés, kutsche en alemán y coche en español. Ambas acepciones tienen un signifado común: facilitadores para llegar más rápido a un destino.
Así, etimológicamente, el término “coach” deriva de un medio de transporte. Y, de alguna manera, el coaching sirve para transportar a las personas del lugar donde están hasta el lugar donde desean estar. El conductor del carro ó “coach”, sirve de guía en el proceso del coaching y facilita el proceso de desplazamiento del cliente (o “coachee”) pero no decide el rumbo a seguir.
Cuando el término «Coach» pasa a Inglaterra, originariamente se utiliza para nombrar el carruaje, pero a partir de 1850 lo encontramos también en las universidades inglesas para designar a la figura del entrenador: así existe el coach o entrenador de corte académico y, posteriormente, el coach deportivo. Más tarde, en 1960, el término se emplea también para distinguir programas educativos, pero hasta 1980 no se habla de Coaching como una profesión con formación y credenciales específicas. Es aquí cuando surge el concepto de Coaching Ejecutivo como una nueva y poderosa disciplina.