Todos hemos estado en esta situación: Tienes una idea muy buena que quieres realizar, pero no puedes hacerlo. Sabes que es lo mejor, pero no puedes actuar. Te atascas. Te da vuelta en la cabeza una y otra vez, pero no haces nada al respecto. Esperas … esperas que algo ocurra y que la vida trabaje para tí. En ese momentos te rindes y aceptas la situación actual. Hay momentos en que este enfoque puede ser aceptable, tal vez incluso puede ser la mejor opción; Pero la mayoría de las veces simplemente no tenemos el coraje de tomar una decisión.
La acción habla más fuerte.
Todo se reduce a, una palabra … coraje. Bueno, esto también es para mi, he atravesado por eso. He podido analizarme a mí mismo en esos momentos en los que me cuesta decidir lo qué hay que hacer. Lo que puedo decir es que, aun cuando ha estado muy claro que acción debo tomar, el miedo me impide actuar por mi propia voluntad. Reviso las “posibles” consecuencias y eso paraliza. ¿Hay otras alternativas?, la verdad que si las hay, pero las consecuencias también podrían ser insoportables, así que tampoco tomo acción. Pero no puedo quedarme donde estoy. Debo elegir y continuo repetiéndome las alternativas, y no eligo ninguno, con la esperanza de que la próxima vez se arregle solo o se me de la claridad de elección. Lamentablemente, la claridad apenas llega. Y eventualmente, cuando actúo, ya se ha hecho mucho más daño de lo necesario … daño que podría haberse evitado si tuviera el valor de actuar antes.
En esas circunstancias que he relatado líneas arriba, es cuando cedemos el control de la situación, convirtiéndonos en una víctima. Seguramente dirás ¿Qué pasa si nos apresuramos en tomar una decisión que más tarde tendremos que lamentar?, ¿No sería mejor analizar las cosas completamente antes de hacer algo estúpido? Una vez más, eso es correcto. Sin embargo, para la mayoría de las personas, el análisis continuará por mucho más tiempo de lo que debería. Si hay algo más que debería analizarse primero, entonces está bien; Pero este no es el caso, para la mayoría de las personas. Ellos sólo no quieren hacer lo que sea necesario.
Tomar decisiones es una actividad clave para tomar el control de tu vida. Es una habilidad en sí misma. Algunas personas parecen tener la capacidad de hacerlo mejor que otros. Para estas personas, parece ser una habilidad innata. Para otros, requiere de desarrollo. Tienes que practicar. Tienes que flexionar esos músculos “decisores”. No puedes permitirte esperar que las cosas sucedan. Tienes que enfrentarte tu miedo … miedo al fracaso y a las oportunidades perdidas.
Para desarrollar la capacidad de actuar cuando la situación lo exige, es irónico que el mejor aliado sea un recurso más “pasivo”. Es la aceptación. Cuando aprendes a aceptar la vida, entonces seras capaz de hacer más sin paralizarte por el miedo. Piénsalo. No puedes controlarlo todo. Esto es un hecho. No puedes ver el futuro (a menos que seas psíquico o algo así, en cuyo caso omite esto); Otro hecho. Cometerás errores en la vida; Pero puedes recuperarte y seguir adelante. Acepta todo esto y estarás en el camino a ser capaz de tomar decisiones difíciles.
La aceptación no es tan difícil. Lo haces todo el tiempo. ¿Manejas? Bueno, si lo haces, tiene que dar por sentado que el conductor que viene en la dirección opuesta no es un lunático que se va a estrellar contigo. Si alguna vez has cruzado la calle en un semáforo, o te has subido a un auto conducido por otra otra persona, entonces hay muchas cosas que das por aceptado. ¿Cómo lo haces? Bueno, no tienes elección. Tienes que llegar a donde vas. No llegarías a tu destino si te niega a subirte a un auto porque tienes miedo que se podría chocar. Es un riesgo que tienes que tomar porque estás convencido de que casi no hay otra elección.
Bueno, ¿qué hay de aplicar esta aceptación a tu decisión? No hay garantías en la vida (generalmente). Es posible que haya cometido un error, pero al menos tuvo el coraje de elegir. ¿Y quién puede decir que probablemente habrías sido alcanzado por un rayo si hubieras tomado otro camino?. Simplemente no puedes saber que hubiera sido mejor si no hubieras actuado como lo hiciste. Acepta esto también. Te dará confianza. Confía, con confianza; Ya estarás a mitad de camino de tu destino.
Así que en conclusión. Elija. No seas una víctima de las circunstancias. Puede hacer mucho más sabiendo que eres responsable de las opciones que se te han entregado en esta en la vida.